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La entrevista que el presidente Alan García ofreció al diario sureño pone nuevamente en el tapete nuestras tirantes relaciones con Bolivia y Chile. Con Chile tenemos dos problemas: un desacuerdo limítrofe en vías de resolverse en La Haya, sobre todo después de que nuestros vecinos aceptaron la jurisdicción de la corte, y la preocupación de una carrera armamentista por las importantes adquisiciones que vienen realizando las FACH (Fuerzas Armadas de Chile).
En los temas económicos y comerciales nuestra relación no podría estar mejor pues recibimos muchas inversiones chilenas y hemos suscrito un Tratado de Libre Comercio que entró en vigencia en marzo de este año. Superado el diferendo marítimo las cosas volverían a normalizarse, aun cuando algunos políticos y ex militares peruanos consideren que puede haber un conflicto armado en el futuro.
En el caso boliviano las perspectivas no parecen halagüeñas ni venturosas pues podríamos tenerlos como vecinos en algunos años si las lecturas del mandatario peruano son correctas. Pese a compartir una cultura similar, sobre todo en el Altiplano, ideológicamente nos ubicamos en las antípodas porque Morales abraza el socialismo étnico (de la raza cobriza u originaria) y el Perú defiende el neoliberalismo.
La posibilidad de "un acuerdo bajo la mesa" entre La Paz y Santiago no sería descabellada ya que explicaría la actitud hostil del presidente boliviano Evo Morales hacia la demanda presentada por Lima sobre la frontera marítima con Chile, según García.
Bolivia resultaría afectada si Chile le cede territorio en la frontera norte y Perú gana en La Haya ya que el espacio entregado tendría menor extensión marítima al que actualmente Chile domina de facto. En ese supuesto compartiríamos la frontera sur con Bolivia, y ya no con Chile, pues los segundos jamás permitirían la desarticulación de su territorio con un enclave boliviano en el medio (1).
Lo que le molestaría al presidente altiplánico sería recibir un mar recortado por el triunfo peruano en el máximo tribunal internacional. La menor extensión de su hipotético mar limitaría el potencial de la industria pesquera que podría establecer, la navegación de embarcaciones mercantes y el dominio de su Marina de Guerra.
Evo Morales no suele enfrentarse verbalmente con las autoridades chilenas porque perdería toda esperanza de superar la mediterraneidad boliviana. Por eso se disculpó inmediatamente con la clase política de ese país cuando dijo que su Gobierno ve con mucha preocupación que la derecha chilena derrote a la Concertación en las próximas elecciones. La intromisión en los asuntos internos de Chile no tuvo mayor repercusión porque Morales reconoció su error.
La salida de Bolivia al mar tendría que ser consultada necesariamente con Perú si va a modificar nuestra frontera. En otras palabras, si Bolivia se convierte en nuestro vecino. El Tratado de 1929, que definió los límites entre Perú y Chile tras la Guerra del Pacífico (1879-1884), establece claramente dicha disposición. Si Chile decide cederle ex territorio peruano nuestro país debe estar de acuerdo. Así que a Bolivia, en teoría, no le convendría tener malos tratos con nosotros pues tendríamos la última en el acuerdo de cesión territorial.
Si el Gobierno boliviano no ha hecho público el pacto mencionado por Garcìa es porque el espacio entregado no sería el que originalmente perdió en la guerra. Lo que recibiría sería, en el mejor de los casos, un enclave sin soberanía y con acceso restringido al mar. El popular candidato presidencial chileno Marco Enríquez-Ominami dijo hace unos meses que se debería dar solución al problema boliviano pero sin ceder soberanía. "Ni un milímetro más de lo que avanzó (en ese sentido) Pinochet".
La eventual devolución territorial podría ser celebrada y cuestionada a la vez en Bolivia porque no recuperaría la costa arrebatada por Chile, sino una franja territorial por el norte de la ciudad de Arica, limítrofe con Perú (2), similar a lo que ofreció el fallecido dictador chileno en los 70.
El justo reclamo boliviano no sería satisfecho, como no pudo serlo entre 1975 y 1978, perìodo en el que restablecieron relaciones diplomàticas, suspendidas desde 1962, porque la restitución no sería integral, vale decir, equivalente a lo que perdieron en la guerra, y porque Chile impondría varias condiciones que asemejarían el territorio cedido más a una zona franca que a un espacio soberano.
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(1) Bolivia: interpretando a Evo Morales el 01 de junio de 2009. Publicado en Reserva Moral. Link:http://reservamoral3.blogspot.com/2009/06/bolivia-interpretando-evo-morales-por.html
(2) Cabe recordar que la dictadura militar peruana se opuso a la cesión de Pinochet a su par boliviano Hugo Banzer en los 70.
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